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sábado, 10 de agosto de 2013

Esas huellas invisibles para algunos.-


-Tú eres la prueba viviente de ese adagio popular que dice: Ama y después, sufre.
-Estoy pésimo, pero antes estaba peor.
-Eso es bueno.
-Dentro de su medida, sí. Ayer te llamé, no contestaste.
-Eh, no. Estaba ocupada.
-¿Dónde estabas?
-En la cima del mundo.
-¿Tenías un orgasmo?
-Jaja, ojala. No, salí con unos amigos.
-¿Amigos?
-Conocidos.
-Ahí está mejor. Igual, no es razón para no contestarme.
-Lo lamento, pero me deprimí un poco ayer y no quería hablar.
-Pero los conocidos te alegran.
-Sí, pero es fácil fingir.
-Actuar, suena más lindo.
-Sí sé, tonto vocablo.
- Me gusta escucharte, me haces sentir importante.
-Eres lo más importante para muchas personas. Eres mi amigo del alma, el mejor de todos.
-Gracias.¿Qué haré ahora?
-Vivir, sufrir todo lo que tengas que sufrir y luego, empezar a superarlo. Tampoco puedes estar así toda la vida.
-Lo sé, pero es... complejo.
-Tienes una vida la raja por delante, tienes todo: familia, amigos, un auto, casi una profesión. Tienes una vida preciosa, podemos tener aventuras urbanas, suburbanas, rurales, podemos ir y volver a esos lugares en que todo era eternos. Weón, podemos ser eternos las veces que queramos. Transformamos el mundo con dos copetes y listo.
-Me alegras el día tu. Eres grandiosa.
-Recuerda, que solo por ti yo hago y deshago palabras.
-Sos la vida, flaca.
-Argentino del mal.
-Eres la vida, negra.
-Ahí está mejor.