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lunes, 29 de noviembre de 2010

Saber.-




"No lo sabes, nunca estas seguro, hay que lazarse al vacío, la seguridad es para los que no aman”

martes, 9 de noviembre de 2010

3,2,1...Acción

viernes, 5 de noviembre de 2010

Cuento de niños.


Caminabamos de la mano, mamá y yo, mientras que papá nos cuidaba con su mirada sigilosa. Mientras yo corria por el parque, mamá me miraba y su rostro y su mirada se transformaba en un paraiso de felicidad, dicha y gloria, sus ojitos verdes se llenaban de lágrimas. Al ver a mamá llorar mientras yo corria jugando a atrapar el viento, me percate que por su rostro bajaban lagrimas transparentes, verdaderas gotitas de una madre dichosa de ver a su hijo feliz, al ver esas lagrimas bajar, me detuve y deje de jugar con las brisas, me detuve, levante la mirada y mire hacia el cielo azulado que estaba sobre mi, cerré los ojos y los abri luego de un rato, baje la mirada y busque a mi madre, ya no estaba llorando y su mirada, junto a su atención, estaba concentrada en ordenar unas rosas blancas junto a la tumba de mi padre, yo me acerque y le entregue las 2 rosas rojas que tenia en mi mano, luego de eso, mire a mi madre y ella me miro, y me abrazo tan fuertemente, y yo hice lo mismo y mis manos empapadas de sangre la marcaron a ella, en su rostro lleva dos pequeñas marcas en forma de manos y rojo pasión como la sangre, mi madre me dejo de abrazar y volvio a ordenar las flores de la tumba de papa...

Mi padre el dia de su muerte, llevaba solo una manito marcada, la otra nunca pude dibujarla en su rostro... y mis manos aun no dejan de sangran.

Luego de que mama volviera a su rutina de la ordenanza de flores en la tumba de papa, yo retome la mia, de salir a correr por el parque y mirar el cielo azulado, curiosamente ya no era azulado, era esmeralda, tan sublime y delicado, una sensacion de gusto rodeo e invadio mi cuerpo, senti que alguien susurraba mi nombre, no le di importancia y segui corriendo por el parque, me cai y alguien gritaba mi nombre, me levante agilmente y mi mirada busco a mi madre, no la encontre, el cielo se tornaba azabache y todo se reducia a un solo color, me pare lentamente y con calma, cerre los ojos y miles de voces gritaban mi nombre: femeninas, masculinas, maduras, tocas, graves, agudas, muchas; aprete fuertemente los ojos, no los queria abrir, la brisa era helada y golpeaba mi cuerpo, el miedo me invadia... finalmente las voces se callaron y la brisa se calmo y jamás volvi a abrir los ojos...