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martes, 19 de febrero de 2013

Veranos fugaces.-



"Condena y desdicha para el ocaso romántico de una pareja. Independencia emocional para con los desafíos musicales con potencial tema hippie y rockero. Que desaparezcan las palabras en los labios, que se contamine con palabrería adversa a la musicalidad y tonalidad de la voz. 
Si quedaran vidas enteras sin montañas, pero tampoco con ríos, desearíamos el ocaso sin fines románticos, desvaloramos el fin anárquico de los aconteceres, denotamos algo sentimental en el relieve gubernamental de la manía emotiva de la gente. 
Conquistas comunes y llamadas normales en planos amorosos, personalidades robadas del cliché popular. Alegatos pasionales que desarman a la armadura del ocaso esplendido digno de la mirada tierna de la pareja. Anarquía. Que desaparezcan todos los placeres del mundo, fin al afán de atardeceres, ocasos, amaneceres, rosas, chocolates. Ese mecanismo de conquista barato apropiándonos de los placeres de la naturaleza que son dignos de admirar, simplemente de el encanto personal no dual. No parece mentira que la vida se escapa de esa manera visual, es natural, es humano. 
La conquista en testigos ausentes, aunque no importa si es muy tonto, la gente es así. Estúpidamente romántica.-"