-He sido víctima de una serie de accidentes.-
-Como todo el mundo.-
-Kurt Vonnegut.-
-Me gusta ese escritor, es tan burlesco y satirico para sus cosas. Es genial, además es como tierno a veces.-
-No preguntarás...-
-¿Qué te pasó?-
-Nada, quería saber si estabas bien o no. Estás bien.-
-¿Cómo lo sabes?-
-Porque eres predecible.-
-Calla, calla, estúpido jamón parlante.-
-Somos lo que pretendemos ser, así que elige bien lo que pretendes ser.-
-Eso no va para mi, claramente. Espera, espera, el gringo de nuevo.-
-Exacto.-
-Estúpido jamón, escucharás el único parrafo que me sé del caballero.-
-No, eres insoportable cuando hablas de la mary suicidandose...
-Mientras tanto Mary Hepburn se estaba suicidando en su habitación con la cabeza metida en la bolsa de polietileno de su "vestido Jackie". La bolsa estaba ahora llena de vapor y ella soñaba que era una gran tortuga de tierra tendida de espaldas en un caluroso y húmedo velero de antaño...-
-Con frecuencia, les había contado a sus alumnos, los veleros que cruzaban el Pacífico y bla, bla, bla... La belleza que tenían las tortugas para los marineros consistía en que eran carne fresca que no había que refrigerar o comer en seguida. Creo...-
-No venía eso! Faltaba harto. Estúpido, estúpida carne añeja.-
-Es que no puedes decirme eso, eres la ostia, me encantas.-
-Yo también me encanto. Soy un hechicero.-
-¿un?-
-Una.-