
"Y mientras, yo aquí con ganas de encerrarme en mi inestable universo, y tú allá, afuera formando galaxias con tan solo sonreír."
Bajo una respuesta, un final que se lo tuvo que crear porque nunca existió uno. Ante una palabra, una palabra que capaz fue de destruir mil y una ilusión de un futuro. Tan solo unos cuantos minutos que sostuvieron un dolor repentino y duradero. Fueron dos personas, donde la que menos habló fue la que más sufrió, bajo una palabra que unos oídos escucharon, unos ojos se inundaron y una voz con señales de llanto y sollozo preguntó: ¿Terminamos?
"-Una palabra como sinónimo de una respuesta que duró menos de 5 segundos dicha por una mirada de consuelo hacia una niña pequeña sufriendo por amor fue nuestro último momento, nuestro últimos minutos amándonos, nuestro último amor en circunstancias de cólera, nuestro último respiro juntos. Nuestro último nuestro. Nuestro último sutil mensaje implícito en aquella frase: Terminamos, nuestro final, final que tuve que crear, porque me lo merecía.-"
El final que toda historia de amor se merece, al menos, la esperanza de que todo se termina cuando empieza algo nuevo. La esperanza de que siempre habrá un final feliz para una de las partes, y el final de la otra vendrá cuando la otra esté mal. La vida bajo sus propias leyes.-
[Si sigues leyendo este blog...
Encontré un polerón de Pink Floyd... ¿me lo comprarías?]
Encontré un polerón de Pink Floyd... ¿me lo comprarías?]