“Siempre me dieron pena los niños pequeños, me provocaban una sensación de angustia enorme. Tú no fuiste la excepción, hasta hoy me provocas angustia de vez en cuando, verte sonreír me quiebra por dentro y sin embargo, a su vez es lo único que me hace feliz… Eso sentí ese día, cuando te vi sonreír frente a una cuchara con helado, era una cuchara con helado y nada más, y al fin y al cabo de todo el asunto me hacia miserablemente feliz, lo logramos, somos los miserables más felices de este mundo, al menos yo queriendo llorar lo creo… La miseria no es más que el amor propio en los tiempos de cólera, en los tiempos tristes, en ese ir y venir melancólico que todos llaman vida, vida que quiero vivir a tu lado… La miseria es esto, adorar todo mientras no importa nada, querer amarte, amarte porque es lo que quiero hacer de mi vida, ámame porque es lo que quiero que hagas de tu vida, lo siento, es egoísta, pero es cierto, quiero que me ames a mí y solo a mí… ¿Qué más puedo pedir?, quise que dijeras “te amo” y ya lo dijiste… Contigo esa palabra recupera el sentido, ese sentido de no sé que, de respuesta a cualquiera de mis dudas existenciales… Sin ti puede que sea el hombre más culto e inteligente de este mundo, el más soberbio y orgullo, el más mañoso y estoico (probablemente después de esta última frase, el más egocéntrico), pero sin ti sigo incompleto, sin tu sonrisa, sigo solo, sin tu mirada, sigo desapareciendo, sin tu voz, sigo ensordecido, sin tu oído, sigo mudo… Sin tu vida, sigo muerto… Sin ti, no hay nada… Sin ti estás tú (nada), si estás tú, está todo, si está todo, estoy yo, si estoy yo y estás tú, somos felices, si somos felices o más aun, si eres feliz, puedo morir tranquilo y si puedo morir tranquilo, significa que ya viví una vida entera a tu lado, o que viviré una vida entera a tu lado; lógica simple, estamos hechos para estar al lado del otro.”
[Las almas gemelas nacieron para no estar juntas, idiota. Todos lo somos. Desvirtuemos las sensaciones. Con amor, tu mejor amigo con una muñeca greca.]