"Las sirenas se enamoran de los marinos, porque saben a mar."
Aquellos que se encargan de conquistar sirenas son la burla de la sociedad que se calla. La gruesa masa popular que absorbe su pensar por temor, no, no a ser escuchada sino a herir y que no le vuelvan a prestar la tan anhelada atención que se quiere, que se quiere para rematar a alguien.
Las paradas del destino que intentan cometer asesinato inminente se clavan en la decisión bondadosa de una persona, persona donde su virtud de buena se convierte en mala y sacude a la aura de destellos de humildad y se ve a la homicida que algún día clavará la estaca en el pecho del fiel y cruel torturador de sirenas.
Tu estaca y mi mar; si se hace bien, es mal para vosotros. Si lo hacemos mal, es mal para vosotros. La pluralidad se interpone en el palabrerio de la olas, de las rocas y de su canto vanaglorioso que enmarca a los pescadores ensordecidos por el delirio de las notas. Nadie se salva del encanto de una sirena, simplemente un estúpido se encargaría de conquistarla, para luego salir como adefesio de huesos enmohecidos por el peso de la humillación social y de la estaca de un homicida frustrado, la conquista no le resultó y su estaca cayó en su propio cuerpo, planos de malos augurios y de una sirena bella que se ríe por la muerte de su amado, llora de su desgracia tan placenteramente enbellecida por su canto.
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La resistencia de ser mujer, una sirena que nunca ha sido de nadie, ni de vos, ni de mi, ni de vosotros, ni nosotros, ni de nadie que os mire y os escuché en el delirio fulgurante de la humanidad: "El estupor de la muerte, el encargado de la muerte en realidad, es la tragedia de la vista: el mito de la sirena se rompe, no somos horriblemente bellas y despampanantes como se dice, como tampoco somos mitad mujer y mitad pez. No, el canto proviene del ave, la mitad mujer y mitad ave sorprende al asesino, se espanta ante aquella ilusión realista que se superpone a sus creencias épicas de Homero en la Odisea. El verdadero asesino es la mentira de la belleza y la fantasía de la verdad. Soy una paradoja del mar que nuevamente ha perdido a su amado por la vanidad."
Entre aquellas notas que saben a verdad, la sirena que vuelve loca con su cordura tan reluciente a sabia de mar, el asesinado sigue siendo victimario y la víctima, se convierte en presa de sus cantos.Es cruel, pero ella lo ve de la manera más romántica.-