El hablante lírico tiene a la muerte como algo propio de la esencia del humano y de la humanidad, en general; es inherente a la vida de las personas, es el destino irrefutable de todos en este mundo,"y vas a la muerte derecho como iceberg que se desprende del polo." Además, de ser la muerte el camino de todos y el destino final de cada una de las personas, "cae al último abismo de silencio." Y sin embargo, considera aquello algo indiferente, ya que a fin de cuentas, luego de la muerta yace el olvido, "Altazor morirás Se secará tu voz y serás invisible La tierra seguirá girando sobre su órbita precisa Temerosa de un traspié como el equilibrista sobre el alambre que ata las miradas del pavor."