Pages

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Actos.-


Somos la invención de una mente sin escrupulosos que se mantiene plácida y tranquila, a pesar de esa tan ruidosa esencia que posee. Esa mente fría y analista que me da temor de desafiar con mi valida presencia que denota temor y envidia en otros; esa mentalidad de frío actuar y de sensatos y objetivos quehaceres son la prueba maestra de que mi maravillosa y fulgurante persona no puede atacar, el mentor que quiere actuar, desafía y arrebata mis encantos y quiere poseerlos; mi valentía de mujer y arrebatos de infantilismo son decadencia en él, no se deja mostrar débil –poderoso estratega- y me envuelve bajo su poder de embelesos y de brujerías atractivas.

 Mi seducción se va a la palestra y quiere ser protagonista en este acto, sin embargo no es tan fácil –nadie lo dijo- ese desplazamiento tan sublime que das, capta la atención de todo, nadie se atreve a mirar, me quedo nuevamente en el vacío cruel del desánimo del espectáculo, dejo de ser principal, robaste mi papel. Mi encanto de niña se deja ver sin vergüenza alguna, quiere envolver bajo su velo a todo expectante sin ningún tipo de compasión, todos son atrapados por mi tan autoritaria manta de infantil estar, ahí estás, entrando a mi tan dramática escena de teatro inofensivo. Miras, esos ojos me rodean y me dan un golpe punzante en mi pecho, un ardor tan agudo y doloroso quema mis extremidades, se ensaña con mi cabeza y mi encanto de niña se desmorona como todo en esa tarima, todos quedan atónitos ante aquel hito de combate. Las miradas se vuelcan a ti y yo quedo quemándome con mis propias palabras que se van consumiendo en cenizas de llanto perdido por la idea de la inocencia armada de razones surrealistas de batallas por ganar.

Todo el mundo va a ti como si tus ojos hipnotizarán a todo aquél que osa a mirarte; el mundo es comido por ti y todo vuelve a ser familiar. Yo, en una esquina aterrada por la idea de que ganas mi obra dramática, miro: a ti, a los demás; tu escena. Yo, contemplado todo lo que robas de mi; yo, lamentando tu partida; yo, perdida en mi misma; yo, perdida en ese mundo que ya es tuyo; yo, sin un mundo al cual pueda devorar; yo, yo y yo sin un mundo propio; he perdido mi protagonismo. Me levanto y cuento mis plegarias a un extraño, ese extraño las grita y todos tardan en captar sus gritos; un niño grita, lo señala con pavor y temor, el extraño me mira y me dice que corra, una masacre está por comenzar.

 Debía huir, pero me quedé sentada en un lugar que supe que me iba a mantener en plena seguridad –no lo diré, nunca nadie me vio- todos corrían desesperados por la pronta quema de sueños y de palabras. Los estabas matando con tu juicio, los devorabas con tu crítica, los estabas quemando de dolor a cada uno de los idiotas que se acercaban a hablarte, tu encanto no es más que añoranza de suplicios, tu amor es más falso que todo lo que intentamos crear, tu pasión es de nuevos nacimientos que se enmarcan en el buen vivir, tu querer es obsesión, no encuentras amor en nadie más que no sea algo que quieres, tu querer es deseo, no puedes ser feliz y tu desgano es fuego que te rodea, quemas con tu presencia, matas con tu mirada y eres un homicida, estás destruyendo mi escena, estás dañando mi arte con tu fuego. Mataste a ese niño que grito mis plegarias, lo quemaste cuando me sonrío, sus cenizas yacen a mi lado y emana un olor a sueños cumplidos. Ese extraño que me cuido, tuvo por últimas palabras: huye, hermosa. Quemaste un sueño de felicidad, su olor es de sueños frustrados. Yo, ahí, con miedo de amarte, mi sueño es amarte y emano ese olor, quiero que no lo sientas o terminaré igual o peor que todas aquellas cenizas que me rodean. 

 La contradicción entre tu vivir y tu existir es triste, yo desde mi blusa admiro todo con melancolía, derramo mi sangre y mi alma para salvar aquellos sueños aún en pie sin querer revelarse; me quieres y yo aún no sé si ir. Quiero que dejes de quemar al mundo, te comportas como un genocida que quiere ser un héroe de lo sanguinario, la gente no cambia, la gente se adapta a cada momento que vive y según el personaje que tenga consigo. No me arriesgaré, deberé aceptar que el mundo tiene que ser quemado por ti, el mundo debe sufrir, el mundo confió en ti y tu los traicionaras así como yo estoy traicionando a mi ego de ser la protagonista una vez más, no, ya no quiero el papel principal, es suficiente teatro por esta vez; debo tomarme un receso, supongo que ya no tengo más que hacer en este acto. Yo no debo amarte, tu fuego me da miedo, esa mirada me da terror. Mis lágrimas revelan un frío estar dentro mí, no quiero esta blusa. 

 Ya no debo actuar más en esta obra, no levantaré sospechas sobre ti, dejaré todo como está, seré mejor de lo que fui y tú serás mejor que yo, serás un excelente personaje. Yo nunca fui un personaje en tu drama, simplemente era un doble tuyo, elegiste mal-no te culpo, yo también cometo errores, cariño, eres tan humano como yo- soy tu doble, eres un personaje demasiado complicado y ruidoso para mí, tus zapatos son demasiado difíciles de llenar, no me siento apta para aquello, algún día alguien podrá hacerlo. Quizás sea yo en unos años más, necesito vivir y sufrir más para entender tu personaje, necesito vida para comprender y realizar. Eres atractivo, pero no puedo contigo, esa mirada es deseo de arder en mí y yo soy el mar hecho mujer.-