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jueves, 2 de febrero de 2012

Cordura borracha.


Me miras a través de esa ya desaparecida capa de niebla, te burlas ante la mirada de todos.
¿Qué pretendes? Hazlo y no pretendas. Mata y no hieras, prefiero el morir a la humillación de ojos atónitos mirando. Deja de pretender y actúa, que si para algo estamos aquí es para actuar y accionar, no para fingir y pretender. Mata; no intentes, hazlo. No hay nada más ridículo que pretender... Te ríes, me río y reímos. Seguimos en lo mismo. ¡Qué es esto! Intenciones y más intenciones. Risas y más risas, ya nada es igual, porque todo cambia ante nuestros ojos, menos ambos idiotas que estamos parados, uno frente al otro con una bipolaridad inminente e inherente.

Finalmente, la pena y la culpa vuelve. Y eres bella, bella, bella...

Con amor, tu amigo, borracho por alcohol y tu riéndote de mi, borracha de azúcar.
[Sigo cuerdo, increíblemente, tus versos]