Pages

lunes, 5 de noviembre de 2012

Padre, no hay.-



-Aproximado, todo siempre es aproximado: la lealtad es la valentía del temor que babosea por el imperio de la razón sin justicia y del amor espantado por la licencia de la cordura, pero se resume en honestidad. Ya no creo en nada, creo en mis hijos y en mis complejos frustrados. Serás todo aquello que yo nunca fui, la diferencia entre tu y yo...- el sexo, rió- La diferencia, pequeña mía, es que tu maduraste, yo aún no, siempre he sido una cobardía viviente en los pies de un niño al que le arrebataron su infancia muy joven. Y ahora, estoy acabado y no me quedan más que mis manos gastadas por los años y una mente que me está jugando malas pasadas. Debes arreglarle la sombra en la cara, fírmalo.-

-Padre, no hay nada más bello que la conversación que tardaste 17 años en darme. Tardaste 17 años en decirme todo lo que me enseñaste o más bien me obligaste a aprender con la vida. Padre, no hay algo que perdí de ti, sino que gané. Ganaste, ganamos. Aprendí a amarte, otra vez, y el infantilismo de mi niñez pérdida y destrozada volvió: aún eres mi héroe, solo que conozco tu kriptonista. Papá, yo siempre te he amado, solo que a veces, me niego reconocerlo, porque odio el dolor, tengo complejo de hedonista.-

-Perdón, te lo heredé.-

-Al igual que cada uno de tus complejos: fotógrafo, inmadurez emocional, lunares en las manos, mañas al comer, manías al dibujar, de escritora y de pintora. Pero, siempre me ha gustado ser así, eso me hace especial. Eso decía cuando tenía 8 años.-

-Siempre serás una niña de 8 años para mi. Eso pasa, la Pía tiene 30 y aún pareciera de 9 cuando hablo con ella, la Paloma se estancará en esa edad para mi y tú, serás la niña de 8 que adoraba a su gato.-

-Papá, ¿te gusta Picasso, verdad?-

-Sí. ¿Por qué?-

-Solo Preguntaba, creo que sé tu frase favorita de ese tipo tan egocéntrico.-

-Todo lo que puedas imaginar es real..-