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viernes, 9 de noviembre de 2012

[Con Honores.]-


Con la inocencia destrozada por el arrebato de los amores nocturnos que transformaron la desdicha del amor malherido en un descaro de armas tomar; con el misterio y la carencia de la burocracia moralista; con el amor de una cabina llena de testigos ausentes en plenitud del porqué de un adiós aún no dicho.

Todos los estúpidos docentes que pretenden del saludo cordial educativo que empapa la tardía sombra de cada misterio, aún no resuelto de una mente que escapa en la presencia de unas cuatro paredes y no pretende más que la enseñanza tardía, tardó miles de años en llegar a las manos dichosas de cinco pares de alumnos que no quieren nada ni a nadie.

El arrebato amoroso de la inteligencia emocional es en aumento de masa en una población marcada por la dolencias intrínsecas de un porqué que yace guardado en el misterio de la mente logística de la humanidad; cada hombre, cada mujer, cada ser vivo de un resplandor fugaz que o quiere estar en una gama de montones que quieren vivir: amores perros, amores nocturnos, amores robados, amores encarcelados, amores de incertidumbre, amores que no son amores, amores eternos de realidad, amores que pretenden ser amor, amores platónicos, amores soñados, amores pasionales, amores  desconocidos o un amor más bello que lleva a cabalidad todo lo anterior, pero que la lengua destruye en gloria y majestad cada minúscula parte de amor viviente: amores prohibidos. 

Con la inocencia del descaro, carencia de moralidad, la pasión de las noches eternas y la espera rutinaria con cada cruel despido que se retrasa con alguna excusa romántica marcada por el temor de la huída de unos nosotros. No quiero amarte, no quise quererte, nadie lo quiso; es obvio. El dolor nos va a matar y a revivir en mucho más de lo que pretendemos; vamos sufrir la enfermedad de dos enamorados marcada por el honor.-