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miércoles, 15 de enero de 2014

Intromisión nocturna.-




Si el mundo nos enseñara que hay infinitos tan mortales como la vida humana, no existiría el miedo. Que todo acaba, pero que eso no es significado de castigo, es una recompensa a tu valor, a tu esencia. Tu infinito acabo y ya esta inmortalizado en este universo, has dejado una huella, un ápice de vida en este mundo. Has plasmado tu alma en este reino que se ha de llamar tierra.
El miedo se ha inculcado en el corazón de todos los hijos de padres aterrados por la vida, que a su vez, fueron hijos con un corazón cobarde. Que cruel expresión, lástima que la crueldad es otra cuestión de la vida. Miedo que se ha traspaso de padre a hijo, de madre a hija, de hermana a hermana. De humano tras humano, el miedo ha sido conservado.
La sociedad es digna de humanidad. No es un cumplido, considerando que la humanidad es malvada, insegura y cobarde, sin embargo admitir que es cobarde, la convierte en algo menos cobarde; una sociedad que ha sido torturada por el miedo, donde este siempre la esta acechando desde la esquina más oculta de la habitación, donde se le enseña a temer para ser víctima de un capitalismo caprichoso y tenebroso. Para ser víctimas de la humanidad, para ser víctimas de ellos mismos.
La sociedad digna de humanidad que ha sembrado el terror en la gente; humanidad que se ha creído sus propias historias de terror y ahora tiene pesadillas; humanos que creen en un reflejo de un vidrio roto puesto por las carismáticas manos de un mentiroso. Ser viviente. Humanos que deberían creer en su propia alma.
Miedo es lo que tienen las mentes humanas, están cegadas de miedo, temen de sus vidas, temen a la muerte, temen al fracaso, temen al amor, temen al daño. Su alma llora de terror por esta sociedad enferma. Su alma llora y clama por sus sueños más inherentes. Su alma conserva la esperanza.-

[No llores, negra. Que se te salen los sueños]