Veía pasar el viento con su delicadez de sufrimiento innato e inmediato.Veía como los árboles con su pasante invernal susurraban la más tenebrosa decisión vital de una adolescente perdida. El viento simplemente formaba palabras que los árboles murmuraban; simplemente la naturaleza conspiraba con un pensamiento que adolece de valentía y cobardía. Veía en todo ese esplendor natural a su mente actuar.
Veía antes sus ojos, todos aquellos delirios nocturnos, veía aquello que no podía medir con culpa, porque sabía que ante todo y ante nadie, era su culpa; era su vida y su destino, aunque aún no estaba moldeado a su gusto y víspera.
"Si me dieras una oportunidad, comprenderías." Susurró uno de los árboles a su izquierda. Se espantó y pensó que era la esquizofrenia llegando a su casa y tocando la puerta. Asustadiza como una niña pequeña, corrió, corrió, corrió sin una meta ni un lugar. Racional y objetiva, se detuvo. Era su consciencia, siempre lo fue. Después de todo, no estaba cuerda, pero aún así la locura la asustaba, pues era su más pura esencia.