-¿Por qué me enamoro de cada hombre que me presta un mínimo de atención?
-Eso me recuerda a algo, pero no me acuerdo...
-A una película. El eterno resplandor de una mente sin recuerdos.
-Verdad. Pero el decía una mujer.
-Así es.
-¿Por qué estás triste?
-No sé. Porque seré tan depresiva, tan sentimental, tan todo y nada a la vez. Tan yo.
-Oye, está bien ser tú. Eso debes hacer durante toda tu vida, cada día, hora, segundo. Ser tú y nada más que tú. No siempre hay días buenos, la gracia está en que aquellos días malos, feos o inertes, hacer lo que sientas, por eso son con esa características los días, porque tus sentimientos los hacen así. Solo estás viviendo, tranquila.
-Me gusto mucho lo que dijiste. Últimamente, estas siendo mi espejo.
-Como la frase de Cortázar.
-Es mi poema favorito.
-Bolero, cierto?
-Cierto. ¿Cómo sabías?
-Te lo sabes de memoria. Para tu despedida de 4°medio, en esa fiesta sorpresa que teníamos y aquella vez que te curaste, lo recitaste y todos quedamos impactados, porque tú no te sabes nada de memoria, nunca, siempre dices la idea con el trasfondo, pero jamás textual. Y cuando terminaste, dijiste que era tu poema favorito de toda la existencia y nada ni nadie lo supera.
-No me acuerdo de eso.
-No te acuerdas ni de la mitad de las cosas que hicimos.
-Cierto, me acuerdo que llegaron, sobornaron a mi mama para dejarme salir, y no me acuerdo más.
-Fue una gran noche. Lástima que nadie recuerda nada.
-Buh.
-¿Quién te da atención ahora?
-Un pequeño, otra vez.
-Tienes complejo de madre.
-No, tengo un delirio de niña para siempre, no quiero crecer, entonces me comporto como alguien menor.
-Eres tierna, negra, eso pasa.
-No, soy yo.
-Sé tú.
-Me cuesta, lo sabes-
-A todos. Con calma, no deposites cariño en alguien que quizás, otra vez, no sea el indicado.
-Está bien, solo conversamos, no complicaré nada más.
-Me parece bien. No te enamores de cada hombre que te presta un poco de atención.
-Esa película cuestiona mi corazón.
