
No, no intentes disculparte,
no juegues a insistir.
Las excusas ya existían antes de ti.
No, no me mires como antes,
no hables en plural.
La retórica es tu arma más letal.
Voy a pedirte que no vuelvas más;
Siento que me dueles todavía aquí adentro,
y que a tu edad sepas bien lo que es
romperle el corazón a alguien así.