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lunes, 17 de octubre de 2016

Ceremonia del café.-


Las jirafas, seres sofisticados y elegantes, se levantan todas las mañanas y cumplen rigurosamente con su rutina de un nuevo y altísimo día. Despiertan con los ojos cerradísimos  envueltos en su pausado y casi nulo pestañear, dado a esto, se ponen de pie con cuidado de no estropear a los árboles y sus peinados innovadoramente creativos que el simpático viento les hizo durante las 2 horas que durmieron esa y todas las noches. Tras su cuidadoso despertar, ellas bostezan largamente (sí, las jirafas bostezan) y muestran la lengua de una forma tan singular que aquellos que la ven, se sienten triunfadores en aquellos alrededores. Luego, se preocupan de peinar con suma delicadeza y calma todas sus múltiples pestañas, se las limpian una por una hasta que logran ver todos los detalles que decoraban su entorno de manera tan gloriosa que todo aquello observado es adsorbido por su aura limpia y renovada.
Una vez ya acicaladas para vivir un nuevo día, ellas van a la ceremonia del café, donde todas se reúnen para desayunar en comunidad jirafal y contarse aquellos sueños que tuvieron, que envidiablemente, ellas sí pueden recordarlos . En dicha ceremonia, un quinteto es elegido al azar el mismo día a través de un sistema basado en el número y color de sus manchas que había sido diseñado hace muchísimos años y contaba la leyenda que el primer Acacia lo diseñó para ellas: esa mañana, el quinteto se conformó de aquellas jirafas que tenían 9 manchas anaranjadas situadas en el pecho. El quinteto seleccionado tenía la tarea de preparar todos los preparativos tanto alimenticios como decorativos de la ceremonia del café, un acto primordial para comenzar las mañanas de la comunidad jirafal. Ellas se preocupaban de preparar café extremadamente caliente para todas, los que se disponían en distintas jarras de cerámicas que se encontraban en algún lugar del desierto, además, rellenan distintos tipos de nidos abandonados con variedades de hojas de árboles, arbustos y frutas, de distinta taxonomía para no discriminar a nadie y satisfacer los diversos gustos, todo ello se montaba sobre un circulo de varias hectáreas cubierto por las hojas mas coloridas que encontraban, de esta forma se le daba alegría a la ceremonia. Una vez ya montado el escenario del acto matutino, las jirafas le avisaban a sus amigüitos dípteros para que fueran a avisarle a las jirafas que estaba todo listo y se fueran a reunir para comenzar la ceremonia del café, la cual, a pesar de ser un acto sumamente solemne e indispensable para comenzar el día, no tenía una hora fijada, ya que eso les privaba de su libertad de seres elegantes.
La ceremonia del café comienza solo una vez que la última jirafa se ha sentado alrededor del círculo de las coloridas hojas. Ya sucedido eso, comienza el banquete y la charla del día, todas están contentas y emocionadas por un nuevo día que les ha brindado la madre naturaleza. Sin embargo, hay una singular cuestión que las jirafas siempre se han preguntado, la que se ha convertido en una duda existencial que las atormenta todos los días que desayunan y no pueden encontrar nunca una solución. Su triste pesar y pasar: por más caliente que beban ese maravilloso café, nunca llega caliente a su estómago, sino que llega frío como cruel invierno que azota en el polo norte. Que triste desayunar, pero aún así ellas no se desaniman, se consuelan creando siempre distintas hipótesis y consecuencias negativas entorno al hecho de que pudiese llegar caliente el café a su estómago, relatan cuentos, mitos y leyendas que han escuchado por ahí en los alrededores del desierto, por ejemplo, ese día hablaron  en el hecho de que nunca se morirán de cáncer por la temperatura de la bebida o que podrán dormir lo suficiente cada vez que quieran, porque la absorción de café será tan larga que su efecto probablemente se disipará e incluso se bofaron comentando que todas las desgracias producto de una bebida caliente le sucederán a otros animales que son atrozmente crueles con ellas, como el león, leopardo o cocodrilos, lo cual les animó bastante o mejor aún, se rieron tiernamente a carcajadas  que se escuchan a kilómetros de desierto, porque saben que todas esas tragedias del café le suceden al más estúpido de los seres, el cual se deleitan creando y preparando  múltiples tipos de café y bebidas calientes, deleitándose con ello, como si fuese la mayor maravilla de todas.
 Se consuelan con el hecho de que las tragedias y todo efecto colateral del café le suceden a otros y nunca a ellas, pero a pesar de ellos, ¿te has puesto a pensar en lo triste que es que las jirafas beban café caliente y les llegué frío al estómago? Si nunca lo has pensado, eres un ser horrible y egoísta que sufrirá la tortura de beber café.-