
-¿Por qué...por qué tu mirada se triste?- dijo ansiosamente el chiquillo
-No se - respondio el anciano mirando hacia el suelo
- Me estas mintiendo-
¿Por qué dices eso?-dijo con un tono de superioridad
-Porque miraste para abajo, una cosa es que sea un niño y otra es de conocer a mi abuelo- decia mirandolo a los ojos y sin borrar su cautivadora sonrisa
-Mi mirada no es triste- decia mirandolo con absoluta serenidad- mis ojos son tristes.
- Bueno es lo mismo- dijo el niño sin medir lo que decia.
-Te equivocas, no es lo mismo, mi mirada es la forma de mirar a alguien y mis ojos buscan lo que veo. - decia con sabiduria.
-Pero aun no me respondes... ¿por que tus ojos son tristes?.- repetia nuevamente el niño aquella pregunta.
-No se, solo se que son ojos llenos de sabiduria y tristeza-decia el anciano.
-Como no vas a saber si llevan contigo 64 años esos ojos marron - dijo el niño aburrido y tedioso por las respuestas falsas de su abuelo.
-Eres muy joven para saber todo lo que han encontrado mis ojos y visto mi mirada, mis ojos nacieron felices, se hicieron tristes con el tiempo, quizas me entiendas si es que algun dia te pasa lo que me ha pasado a mi- dijo el abuelo, satisfecho con su respuesta.
- ¿Eres feliz ,abuelo?-
-No lo se, la felicidad no es eterna, es momentanea, pero ahora soy feliz, porque mis ojos te han encontrado y mi mirada te ve- dijo finalmente, con la misma cautivadora sonrisa que su nieto.
El muchacho se levanto de su cojin y abrazo a su abuelo, quien hizo lo mismo.