
Se ha muerto Salinger, todo el mundo lo sabe ya, no es que me afecte demasiado, al fin y al cabo se trataba de un anciano de 91 años que llevaba sin publicar nada desde 1965; podemos decir que a pesar de lo lamentable de su pérdida, lo que le quedaba por aportar era poco o nada desde hacía muchos años.
Como casi todo el mundo, he leído a Salinger, pero sorprendentemente, no recuerdo nada de lo que he leído. Leí Franny y Zooey y no sé ni de qué trata, recuerdo perfectamente haber leído El guardian... y recuerdo también que me gustó mucho, era una época y una edad en la que uno tiene el cerebro esponjiforme (no por la enfermedad, sino por la capacidad de absorción) y quedé fascinado por la historia. Posteriormente perdí el libro sin posibilidad de recuperarlo y lo di por perdido, pero en uno de esos golpes de suerte que te da la vida, el libro volvió a mi y encima no vino solo. Por todo esa historia alrededor de mi ejemplar, más que por la historia que cuenta el libro, El guardián... significa mucho para mi.
Así que me temo que, a modo de carroñero necrófago, como los miles de personas que hoy habrán empezado a leerlo, o quizás como homenaje por su muerte; o más bien para recordarme a mi mismo mi propia historia con el libro y todo lo que significa, esta noche sacaré el libro de su estantería, leeré su dedicatoria y volveré a disfrutar como hace años.
Buen viaje Jerome.